martes, 23 de agosto de 2016

Aquí les dejo otro CUENTO DEL CAZADOR Y LA DIOSA…
¡Uno de mis favoritos! ¡Que lo disfruten!

Cuento: “Una Limpieza General”

Las fuentes de agua putrefactas, el jardín completamente destruido, y todo el lugar lleno de basura. Esa visión hizo que a la madre se le crisparan los nervios. El adolescente irresponsable le había dejado la casa hecha un desastre, y la mujer puso el grito en el cielo. Sus gritos parecían truenos, sus pisadas terremotos, y su enojo iba subiendo la temperatura del ambiente. El joven tenía resaca y los auriculares puestos con la música a todo volumen; por lo que no tomó consciencia de la reacción de su madre, que hubiera hecho temblar de miedo a cualquier persona con dos dedos de frente.
Sin embargo, a medida que las cosas se calentaban, porque el enojo de su madre iba calentando el ambiente, él se sentía cada vez más incómodo. Cuando la temperatura media global subió dos grados completos, el adolescente levantó la vista sorprendido, comenzó a jadear y se empezó a ventilar con una revista. Cuando iban ya tres grados, él revisó el aire acondicionado. A los cuatro grados le rogaba a la madre que se calme y baje la temperatura; porque en verdad no se podía estar. Entonces, ella le dijo que, si juntaba su basura, renovaba el agua de las fuentes y arreglaba el jardín sembrando nuevas flores, bajaría la temperatura. Pero, como todo adolescente caprichoso que no quiere madurar, el pibe hizo un berrinche y se encerró en su pieza; suponiendo que allí ella no podría molestarlo con quehaceres.
La madre tierra se enojó y la temperatura global subió seis grados por encima de lo normal, haciendo que los casquetes de hielo se derritan e inunden la habitación del hijo. Éste intentó escapar yendo a tierras altas, pero la madre tierra tembló terriblemente y despertó a los volcanes, asesinos implacables. Arrepentido el adolescente, que se hallaba en el borde de la terraza y estaba a punto de ser devorado por la lava, se arrodilló y le prometió a su madre que limpiaría todo si lo dejaba vivir. Pero la tierra le dijo que dejase, que ella ya casi terminaba de limpiar.
Colgando de una mano que aferraba al borde del techo, él miró sorprendido cómo las aguas retrocedían, dejando sólo fuentes de agua pura y cristalina; y se dio cuenta de que la lava se había enfriado y formado mesetas y formas rocosas curiosas en toda la casa. Le dijo a la tierra: “¡Ayúdame que me caeré!”
Pero ella respondió: “Ya te hice las cosas fáciles por mucho tiempo. Si ahora caes y mueres, es culpa tuya”.


FIN

Victor Gabriel Pardo

Derechos Reservados

No hay comentarios:

Publicar un comentario