Este
es el segundo cuento perteneciente a mis CUENTOS LINDOS, RAROS Y ESPANTOSOS:
“El Encierro”
La
gente no entiende. Cree que no somos dignos de que nuestros derechos se
respeten; como si fuésemos menos que ellos. Como si el estar encerrados nos
quitase las necesidades básicas que todos, a fin de cuentas, tenemos por igual.
Y, por necesidades básicas, no me refiero a ésas necesidades que todos se
imaginan; sinó a otras tanto o más importantes: el respeto por la vida, el
derecho a ser felices, la libertad… La falta de satisfacción de éstas puede
provocar, como se imaginarán, que uno se vuelva completamente loco; pudiendo
incluso dañar a los demás o dañarse a sí mismos. Esto es justamente lo que pasó
allá, en Florencio Varela, donde aquél pobre, encerrado hace ya tantos años, le
arrancó el brazo a su mal llamada cuidadora (¡Carcelera, sería mejor decir!).
¡Pobre oso hormiguero! ¡Yo lo conozco! ¡No es mal tipo! Pero la gente no
entiende.
FIN
Victor Gabriel Pardo
Derechos Reservados
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