martes, 23 de agosto de 2016

Este es el segundo cuento perteneciente a mis CUENTOS LINDOS, RAROS Y ESPANTOSOS:

“El Encierro”

La gente no entiende. Cree que no somos dignos de que nuestros derechos se respeten; como si fuésemos menos que ellos. Como si el estar encerrados nos quitase las necesidades básicas que todos, a fin de cuentas, tenemos por igual. Y, por necesidades básicas, no me refiero a ésas necesidades que todos se imaginan; sinó a otras tanto o más importantes: el respeto por la vida, el derecho a ser felices, la libertad… La falta de satisfacción de éstas puede provocar, como se imaginarán, que uno se vuelva completamente loco; pudiendo incluso dañar a los demás o dañarse a sí mismos. Esto es justamente lo que pasó allá, en Florencio Varela, donde aquél pobre, encerrado hace ya tantos años, le arrancó el brazo a su mal llamada cuidadora (¡Carcelera, sería mejor decir!). ¡Pobre oso hormiguero! ¡Yo lo conozco! ¡No es mal tipo! Pero la gente no entiende.


FIN

Victor Gabriel Pardo

Derechos Reservados

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